
El énfasis se ha realizado en la tecnología, no en la metodología. Siempre se ha vendido la idea de la
Si cada pocos años se dice que la tecnología anterior ya es obsoleta y ahora tenemos que innovar en la siguiente, pocos profesores querrán dedicar un gran esfuerzo en incorporar algo que tiene una fecha de caducidad próxima.
Por otro lado, la
aplicación de nuevas tecnologías en la educación siempre se ha
visto como una oportunidad, al menos en el momento en que éstas son
novedad y si se llegan a implementar, perduran hasta que una
nueva tecnología las sustituya.
La tecnología, en sí
misma, nunca ha sido la barrera para su implementación en el sector
educativo ya que cada vez son más baratas, mas potentes, más
fáciles de utilizar y están más implantadas en todos los ámbitos
de la sociedad, sin embargo, lo que sí hace una barrera a veces
infranqueable, son las actitudes del profesor, su paradigma creado e
muchos años, su temor hacia lo desconocido, el descontento e
impotencia en el aprendizaje de las nuevas tecnologías.
Muchas veces cuando
aplicamos tecnologías en la educación superior, parece que ya
innovamos por el hecho de aplicarlas, en la mayoría de las ocasiones
las tecnologías no alteran la metodología, pero sí la mejoran. Es
evidente que debemos incorporar las tecnologías al proceso de
formación; pero como ocurre en otros contextos debemos aplicarlas de
forma correcta.
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